Hacia un diseño urbano termodinámico - Philippe Rahm

Durante los últimos cuarenta años la historia del planeamiento urbano y regional se ha escrito desde un punto de vista macroscópico y estético, en lugar de serlo desde un punto de vista microscópico y fisiológico. Al analizar esta historia urbana a través de un prisma microscópico podemos descubrir otros factores que realmente fueron más eficientes en la construcción de ciudades y la composición de sus formas. Esta reevaluación nos permitirá ofrecer una alternativa al desarrollo urbano actual fundamentado en el fenómeno de una globalización económica desbalanceada, la cual resulta inhumana e injusta. Nuestra ambición es centrar la mirada en una urbanización global más sostenible, humanista, justa y equitativa.

Si pensamos la planeación urbana en términos de la termodinámica podríamos imaginar una nueva estrategia de globalización: una redistribución global de la producción industrial en el planeta basada en criterios energéticos y climáticos en lugar de los criterios financieros y económicos que lo rigen en hoy. En la actual crisis del modelo europeo de ‘sociedad post-industrial’, Francia, por ejemplo, ha decidido reindustrializarse en los últimos meses. Esto parece ser necesario para alcanzar un balance mundial en los años futuros entre el norte y el sur. Si el norte experimenta una reindustrialización, el sur tendrá que incrementar las condiciones sociales y de salud de los trabajadores. Así es que, si buscamos un nuevo equilibrio para llegar a este mencionado estado de globalización, debemos conocer qué criterios serán importantes para realizar una planeación a escala global.

En el mundo actual la división entre concepción de diseño y producción industrial que se observa globalmente se debe principalmente a que la producción industrial se planea en función de aquellos países donde la mano de obra es más barata y las leyes laborales menos restrictivas. Esto trae como resultado un continuo cambio del lugar de producción, pues las industrias buscan el país más barato. Consecuentemente, emergen inequidades sociales y ecológicas que ya resultan inaceptables. Necesitamos encontrar un futuro con un balance general entre costo y condiciones sociales de trabajo. Para empezar a definir el concepto de Urbanismo Termodinámico podemos poner en discusión tres ejemplos en los que, de manera nueva y especial, se ha logrado explotar los recursos energéticos relacionados a la posición geográfica particular.

El primer ejemplo es la reubicación de los servidores de Facebook de California al Círculo Ártico en Lulea, Suecia. Los computadores que almacenan grandes cantidades de información digital se sobrecalientan y requieren de mucha energía enfriarse. La temperatura promedio anual en Lulea es 2°C; por lo tanto es fácil entender la decisión de reubicar los servidores desde el clima mediterráneo de California, donde la temperatura promedio anual es de 19,5°C. Este cambio entre climas representa un ahorro significativo para la compañía americana (que ha economizado varias decenas de miles de millones de dólares).

El segundo ejemplo se encuentra en la aldea de Trient en Suiza. El pequeño pueblo, sin ninguna industria del esquí, tiene una población de 150 habitantes y está perdido entre las escarpadas montañas del Cantón del Valais. En los próximos años la aldea recibirá varios millones de francos suizos en regalías hidráulicas. Esto gracias a su particular represa glacial cuyas aguas generan la electricidad para el sistema ferroviario suizo.

El tercer ejemplo es la iniciativa Desertec, liderada por empresas alemanas; la cual propone utilizar una zona del desierto del Sahara para almacenar energía a partir de paneles solares que podría satisfacer la demanda de electricidad de África del Norte y Europa.

Estos tres ejemplos revelan ubicaciones geográficas sorprendentes para un nuevo desarrollo urbano, lugares que en años pasados no eran habitados ni urbanizados: el lejano norte, el desierto y la montaña. En este sentido, el siglo XXI podría ser testigo de un cambio radical en los criterios de valor geográfico; posiblemente veríamos una reubicación de la geografía humana que conduciría a la creación de nuevas ciudades y al declive de las viejas. El clima puede jugar un papel principal en la futura urbanización del planeta obedeciendo a valores termodinámicos globales relacionados a parámetros de ubicación geográfica. La latitud y altitud pueden aparecer como soluciones para una globalización que ya no estará fundamentada en salarios o injusticias laborales, sino en factores ecológicos y climáticos; hacia un desarrollo sostenible de la humanidad. Podríamos llamar a este nuevo tipo de urbanización ‘planeamiento urbano termodinámico’, basado en una redistribución global de lo urbanizado en el planeta en concordancia con la ubicación de recursos energéticos renovables hoy.