Misterio - Angelo Candalepas

Lo que encontramos al mirar al pasado es un momento en el que ‘ver’ atrás solo es posible para quien lo hace desde el futuro. De alguna manera, esto cambia lo que alguna vez estuvo ahí. La palabra ‘misterio’ se generalizó durante los tiempos de la iglesia cristiana primitiva; entonces, se le dio el significado de ‘consejo secreto de Dios’; y de hecho se establecieron los siete ‘misterios’, siendo el primero la Divina Liturgia, el Bautismo el segundo, etcétera. Traducciones del latín al griego transformaron la palabra ‘ministerio’, y la llevaron a otros significados aplicables por ejemplo a la política.

Podemos entender este concepto mediante una mirada secular para imaginar un mundo en el que ciertamente hubo momentos de misterio aceptado; la noción actual de un mundo conocido es de alguna manera menos mística, menos misteriosa. Somos menos proclives a dejarnos llevar por una idea desconocida; nos hemos convertido en pensadores científicos, en personas desinteresadas en buscar la magia inherente al mundo. Esto a pesar de la existencia de muchas cosas indefinidas; la raíz cuadrada de dos, por ejemplo… o la mecánica cuántica. La ciencia no ha dado suficientes respuestas y nuestra observación de la naturaleza demuestra que existe, de hecho, una gran inteligencia en sus diseños. Su diseño permanece como un ‘misterio’.

La arquitectura (al igual que todas las artes) nos permite pensar que, como diría Albers alguna vez, “dos más dos puede ser igual a cinco”. En este contexto cualquier forma de arte tiene un elemento de ‘misterio’; la suma de sus partes nunca iguala al resultado final. Posiblemente esto es lo que diferencia al arte de otras actividades y lo pone en el reino de lo misterioso. Para algunos de nosotros esto implica una experiencia espiritual; para otros es simplemente algo que no ha sido comprendido aún.