Geopolítica globalizada: fronteras para personas - n'UNDO

La geopolítica ha evolucionado, y ha pasado de la “teoría del estado como organismo geográfico o fenómeno en el espacio”1 y su conocimiento, a denotar una cierta espacialidad del poder, vinculado a su capacidad de convertirse en global, que traspasa y transgrede las fronteras internacionales.

Sin embargo, como plantea Geróid Ó Tuathail, en la nueva distribución del territorio, convertida en distribución de tiempo, la pérdida del espacio territorial da paso a un espacio mercantil, económico y electrónico-tecnológico, que genera un nuevo ordenamiento social, al rehacer los ambientes naturales y humanos.

En esta nueva configuración en la que se deja sin importancia al espacio físico, la geopolítica pasa a ser ecopolítica.

Mientras en un mundo sin barreras en las actividades financieras y mercantiles, saturado por la información, donde el comercio y las divisas viajan a velocidad perpetua en un espacio–tiempo no territorial, millones de personas continúan atrapadas por las fronteras físico–políticas que denunció Stefan Zweig2:

 “Antes el hombre solo tenía cuerpo y alma. Ahora, además necesita un pasaporte, de lo contrario no se lo trata como a un hombre”.

“(…) Antes de 1914 la Tierra era de todos. Todo el mundo iba a donde quería y permanecía allí el tiempo que quería. No existían permisos ni autorizaciones. (…) las mismas fronteras que hoy aduaneros, policías y gendarmes han convertido en una alambrada, a causa de la desconfianza patológica de todos hacia todos, no representaban más que líneas simbólicas que se cruzaban con la misma despreocupación que el meridiano de Greenwich.

“(…) considero un estigma los sellos de mi pasaporte y una humillación las preguntas y los registros”.

Mientras, la arquitectura no puede seguir siendo herramienta de intervenciones contra los derechos humanos, ni en su nombre puede construirse ningún elemento que enmascare la compleja problemática del demagógicamente denominado “libre tránsito de personas”, traduciéndolo en condensadores o áreas de intercambio.

El propósito de la arquitectura es mejorar la vida de las personas y poner en valor el territorio con su presencia. Se propone, por tanto, el desmantelamientode todas las construcciones y elementos que dificultan e imposibilitan el fluir de la vida.

Es preciso redefinir lo justo y lo geopolítico. Es preciso borrar las postizas líneas que separan el mundo, y trabajar en una única línea, que funde y construya: el horizonte.


1 Rudolf Kjellen. (cit. en Hennig y Körholz, 1938 [1977: ix])

2 Zwieg, Stefan. El mundo de ayer. 1942. Ed Acantilado