Artesanías constructivas: costura de saberes - Marcela Silviano Brandão Lopes

Al hablar acerca de la importancia de unir el diseño arquitectónico con los conocimientos técnicos, se hace  recurrente pensar en la gestión y la compatibilidad entre las partes. Sin embargo, es importante señalar que este enfoque se fundamenta únicamente en el conocimiento probado y aprobado por la ciencia, es decir, no tiene en cuenta los conocimientos constructivos derivados de los artesanos de la construcción.

Lo anterior se agrava cuando la compatibilidad con la industria técnica y la gestión se confunden con la ‘calidad’ de la arquitectura. Pero, ¿cómo hablar de calidad en un sistema de producción cuya lógica está básicamente ligada a la productividad, la competitividad y la acumulación?, ¿sería posible pensar en otros parámetros para evaluar la relevancia de la tecnología en relación con los demás?

Las artesanías constructivas anunciadas en el título de este texto se refieren, por lo tanto, a los conocimientos producidos en el acto de la construcción, apoyados en el capricho y en la eficiencia, pero también en la emergencia de los problemas. Las artesanías pueden surgir de lo precario y de lo ordinario, y son inventadas desde lo imprevisto y la improvisación. 
Y cuando se produce o construye a partir de los desechos, se agrega a los materiales de fábrica la transformación del tiempo robado por ella, realizando, según De Certeau1, ‘estafas’ al sistema, desviándolo, y de manera táctica aparecen en el trabajo  la ética, el placer y la invención. 
Es decir, aparte del tiempo eficiente, propio del modo capitalista de producción, el tiempo del proyecto de las artesanías no es puramente funcional o cronológico y lineal. El diseño arquitectónico no solo sucede antes de la construcción, separado por una buena compatibilidad entre él y los otros proyectos complementarios. El momento de las artesanías constructivas es el de la acción, proceso atravesado por la planificación previa y también por la ejecución, por lo imprevisto y por la revisión diaria de lo planeado. 

Nos parece que la práctica arquitectónica debe contaminarse de las artesanías constructivas y su ingenio, para añadir diferentes niveles de conocimiento, desde la técnica a la intuición, la estética, la política, la manera de actuar. Afirmamos que esta contaminación nos permitiría rescatar la función social de la arquitectura, ya que la lógica productiva debe moverse con otros supuestos, que están más allá de la simple productividad y la acumulación de los medios.


1 DE CERTEAU, Michel. A invenção do cotidiano: 1. Artes de fazer. Petrópolis: Vozes, 1994.