Tambores, cántaros, bloques de tierra y ramas secas - Sebastián Mejía y Edgar Mazo

“(…) de donde vengo yo, si tu construyes una pared y esta se mantiene en pie durante la temporada de lluvia, eso es arquitectura1

El ‘qué hacer’ resulta ser el centro de la obra de Francis Kéré, la pregunta recurrente sobre ‘el como’ es el argumento mismo que ofrece soporte a su pensamiento; al rastrear su obra encontramos fotos de personas y construcciones en proceso, hombres mezclando las arenas o mujeres cargando cántaros, y en sus conferencias Kéré habla recurrentemente de los tambores que dirigen cada evento que ocurre en Gando, incluso la construcción, haciendo de esta un ritual religioso, vínculo entre las culturas ancestrales y las vivencias cotidianas del tiempo presente.

Kéré desarrolla gestos formales mínimos y sencillas estructuras constructivas para acomodarse a los vientos y permitir que el interior de sus edificaciones sea lugar para el encuentro de la luz del sol y el aire, pero más allá de la maestría con la que los consigue, existe una profunda preocupación por grabar en la historia las huellas de las manos que facturan los espacios, algo parecido a las trazas dejadas por Antoni Tàpies en sus obras.

Kéré documenta el día a día de sus construcciones, porque ahí se agudiza su visión. Delimitar el espacio no es la única tarea obvia para Keré, este dedica tiempo importante al proceso de concepción y construcción, porque a través de él sintetiza las relaciones del hombre con el paisaje por medio de la edificación, en el vasto e infranqueable paisaje africano.

Es el oficio de dar forma a las arenas lo que hace de Francis Keré un arquitecto de su tradición. Arquitectura sin tiempo presente, más bien, arquitectura de todos los tiempos y las religiones, arquitectura de todos los recuerdos. Tambores, bloques de tierra pisada, ramas secas y cántaros son uno en su obra. 

Silba el viento en los cuernos de lira del impala
y estás vivo, estás muerto,
algo en ti es grandes lotos que va pisando el ave
que agujerea las aguas,
y la triste osamenta seca al sol se disgrega.

Todos los ríos cantan
<<la vida es transitoria>>,
fluye la inexorable sucesión hasta el vértigo,
todo va a su destino final:
a ser suelo
de la antigua
África,
y ascienden los tambores
y las alas
y el viento
tiene todos los tonos y plumas del misterio2

 

1 MICHAEL BIERUT citando la conferencia de Francis Kéré en Architectural League 2012

2 OSPINA, William. África. 1999