El pulso cambiante de nuestro entorno - Andrés Perea Ortega

Asunto pendiente este de las representaciones del medio natural o urbano.

Consecuencia del paradigma positivista-lógico decimonónico es la insistencia de profundizar en la mirada macular, simplificando, simplificando y simplificando el inventario de la realidad, y simplificando mucho más si esta es fugaz. Vivimos una cultura tanática empeñada en registrar lo que no muta, lo imperecedero (¿imperecedero porque está muerto?).

¿Dónde quedan los registros de los agrimensores, conteniendo los estados productivos, estructuras de propiedad y derechos, en permanente transformación? (Alvar Aalto era hijo de un agrimensor).

¿Dónde los sicoplanos urbanos que constataban, como un cuaderno de bitácora, las derivas y las tournements situacionistas?

Traslademos nuestras culturas, nuestro conocimiento y, sobre todo, trasladémonos nosotros mismos al paradigma de la complejidad; convoquemos a geógrafos, antropólogos, geólogos, botánicos, sociólogos y… ciudadanos y agricultores a una ceremonia inacabable y hermosa que nos permita coger el pulso cambiante de nuestro entorno.