Escenas en común (A propósito de la reedición de: The Wrong House: The Architecture of Alfred Hitchcock, de Steven Jacobs) - Sebastián Mejía

La alcoba, una ventana, un corredor, una escalera, el pomo de una puerta, una bombilla, un cuadro, un periódico, las baldosas blancas de un baño, un jarrón, un florero o el mesón de una cocina. Todos ellos hacen parte de los lugares que visitamos comúnmente, podríamos afirmar que a diario abrimos una puerta, vemos un cuadro o miramos por una ventana, “… todavía retengo en mis oídos cómo la pesada puerta de la calle se cerraba tras de mí, y recorro el sombrío pasillo y entro en la cocina, el único espacio de la casa realmente luminoso”.1

La lluvia, la luz del sol, la luz de la luna, un trueno o una ráfaga de viento. Todos ellos también hacen parte de nuestro diario devenir, evidentes en mayor o menor medida, sucesos capaces de transformar temporalmente la percepción que tenemos de las cosas, “…una laca decorada con oro molido no está hecha para ser vista de una sola vez en un lugar iluminado […] cuando está colocada en algún lugar oscuro, la brillantez de su radiante superficie refleja la agitación de la llama de la luminaria, desvelando así la menor corriente de aire que atraviese de vez en cuando la mas tranquila habitación, e incita discretamente al hombre a la ensoñación”.2

En Los pájaros3El resplandor4 o Historia de dos hermanas5, los objetos comunes: el jarrón, el pomo de la puerta, el cuadro, un pájaro o la alcoba, los  transforman los tenues influjos del viento y la luz, su presencia pasa de suscitar la calma del hogar y se hace perturbadora; es como si estos objetos tuvieran una doble vida y aparece un brillo de singularidad en aquellas cosas cotidianas, una singularidad estremecedora; dudamos de nuestras mascotas, de la puerta de nuestra casa y de las tramas en el papel tapiz, es así como La última casa de la izquierda6 es la nuestra propia, el suspenso nace entonces adentro, en el espacio cotidiano y toma forma en aquello en común entre la pantalla y la alcoba. Contra-natura, Videodromo7: prótesis sensorial, extensión del sistema nervioso; el bizarro placer por el cine de terror, la adicción al suspenso radica en la capacidad de conectar sensorialmente diversas realidades, no es un cuerpo, son todos los cuerpos en la sala de cine, todas las memorias hechas una; dispares ventanas se transfiguran en La ventana indiscreta8, mientras Ojos sin rostro9 en un hotel de La carretera perdida10 posan su mirada en nuestra espalda. Vemos una videocinta de nosotros mismos11Suspiria12.


1 Pensar la arquitectura, Peter Zumthor.

2 El elogio de la sombra, Tanizaki

3 The Birds, Alfred Hitchcock, 1963.

4 The Shinning, Stanley Kubrick, 1980.

5 A Tale of Two Sisters, Kim Jee-Woon, 2003.

6 The Last House on the Left, Wes Craven, 1972.

7 Videodrome, David Cronemberg, 1983.

8 Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954.

9 Les Yeux Sans Visage, Georges Franju, 1960

10 Lost Highway, David Lynch,  1997.

11 Caché, Michael Haneke, 2005.

12 Suspiria, Dario Argento, 1977