Refugios de los tricópteros - Felipe Mesa

Los tricópteros (orden Trichoptera) son insectos con metamorfosis completa (huevo, larva, pupa y adulto) emparentados con las mariposas y polillas que en sus estados de larva y pupa, bajo el agua, construyen refugios transitorios para protegerse de diversos depredadores. Por su diversidad y abundancia se consideran el orden más importante de insectos acuáticos; están presentes en todos los ecosistemas acuáticos, —excepto en la Antártida—, en donde son fundamentales en las cadenas tróficas (cadenas de obtención de la energía que permiten el crecimiento). Solamente en el trópico americano hay aproximadamente 2.197 especies clasificadas en 153 géneros y 24 familias, de las cuales 13 están en Colombia, representadas por 210 especies1. El hecho de que haya 24 familias solo en el neotrópico es un indicador de la altísima variabilidad morfológica y ecológica que se da entre las especies, y por lo tanto, aunque el refugio tiene básicamente la misma configuración en “tubo”, construida de pequeños materiales diversos adheridos unos a otros, presenta una alta variedad en lo que se refiere a dimensiones, geometrías y materiales. Estas, luego de ser usados vuelven al lecho acuático y se deshacen.

En su etapa adulta los tricópteros son terrestres, pueden volar y depositan sus huevos cerca al agua. En su etapa larval se parecen a las orugas, y a través de una glándula salival modificada que les permite producir seda, pueden adherirse al sustrato, construir redes para filtrar agua y conseguir alimento o construir refugios recolectando y pegando granos de arena, sílice, piedras, partículas orgánicas, palos, hojas y minerales. Las pupas se desarrollan dentro de un refugio, ya sea modificando el anterior o construyendo uno nuevo para finalmente desplazarse a la orilla y emerger como adultos.

La amplia diversidad de especies de tricópteros presenta tres formas de vida principales. En la primera, las larvas se desplazan libremente dejando un hilo de seda tras de sí para trasladarse; estas construyen refugios solamente antes de convertirse en pupas. En la segunda, las larvas y pupas son sedentarias y construyen refugios anclados al sustrato, de donde obtienen la alimentación; también a través de redes de seda especializadas. En la tercera y más difundida, el insecto es móvil, con la seda construye, desde la etapa larval, un estuche portátil que permite y colabora con el desplazamiento en busca de alimento. Algunos refugios portátiles presentan funciones hidrostáticas (flotamiento) o hidrodinámicas (desplazamiento), dependiendo de las corrientes de agua o de su quietud; algunos refugios estáticos liberan las patas traseras del insecto para permitirle ir de cacería. Una mirada rápida presenta variaciones morfológicas en los refugios que están ligadas al grado de permeabilidad, a la dirección del agua, o a un anclaje en el sustrato: embudo recto, curvo, aplanado, enroscado e incluso en espiral. Pero en cada uno de estos tres modos de vida hay diferencias en el diseño de los dispositivos de seda, y son las adaptaciones específicas las que aumentan el número de especies que pueden hacer uso de los recursos de un hábitat, dividiendo el espacio en una multiplicidad de funciones. Lo anterior quiere decir que la diversidad en los tricópteros depende de la división del espacio o nicho en funciones particulares, que se logra mediante las variaciones de la herramienta técnica empleada por el insecto. La dimensión espacial —la construcción de refugios o redes—, es el aspecto más complejo del modo de vida de los tricópteros.


1 MUÑOZ-QUESADA, F. 2000. Especies del orden Trichoptera (Insecta) en Colombia.
Biota Colombiana, 1(3): 267–288.

MACKAY, R.J. 1979. Ecological Diversity in Trichoptera. Annual Review of Entomology, 24:185-208.