Agujero - Curro Claret

Una vez fui al piso de unos colegas arquitectos en un edificio de aspecto centenario, de esos con techos altos, pasillos largos, suelos con pavimentos trabajados…; en la sala de estar habían hecho una pequeña intervención. La única puerta de entrada a ese espacio había sido eliminada, reconstruyendo la pared (¿tapiado se llama?), lo que hizo irreconocible su antigua ubicación. Un agujero en otra de las paredes, abierto con un mazo, se convirtió en el único acceso a ese espacio. El agujero, irregular, con los cantos tal cual habían quedado después del impacto del instrumento con el que se hizo, permitía ver la constitución de la pared original, con las distintas capas de ladrillo, yeso y pintura. Se trataba de un orificio de no más de 80 o 90 centímetros de altura y quizás lo mismo en su punto máximo de anchura, de manera que la única manera de pasar era agachándose y entrando de rodillas. Adentro, el espacio de planta cuadrada tenía únicamente unos cuantos sofás colocados junto a las cuatro paredes y quizás una mesita en el centro.

Cuando la sorpresa inicial ya había pasado, la sensación de estar en una habitación sin puertas ni accesos propios, lejos de generar claustrofobia, o algo semejante, parecía hacer que todos estuviésemos muy a gusto (no habíamos bebido ni tomado algo más que café, tal vez alguna cerveza). En conversaciones posteriores con aquellos dos amigos que habitaban ese piso, de alguna manera planteaban que para ellos aquel constituía su lugar favorito de la casa.

Según recuerdo, no existió un plan muy concreto para hacer esa intervención. Por algún motivo, ellos tenían claro que la entrada original no les satisfacía y la querían eliminar; pero el acceso nuevo que hicieron, el agujero en sí, fue solo el inicio de algo, aparentemente fruto de una casualidad. Por alguna razón trivial (quejas de un vecino ante el ruido, cansados con agujetas del trabajo haciendo el agujero, la visita repentina de algún amigo…) dejaron el agujero a medio hacer, pensando que lo acabarían en otro momento (quizás para colocar una puerta). Pero ese otro momento no llegó nunca y después de un tiempo decidieron dejarlo tal cual.

¿Qué podía ser lo que pasaba allí, que hacía ese lugar tan atractivo? ¿El punto un poco destroller y gamberro? ¿Lo extraño y singular de la intervención? ¿La manera de entrar y salir? ¿La sensación de estar en una casa okupa?

Esa visita creo haberla realizado hace por lo menos 10 años. Bastante tiempo hace ya que ninguno de mis dos amigos vive allí. Cada vez que paso por delante de ese edificio me viene a la memoria esa intervención, esa reforma, y sin duda la sitúo en mi top ten de las reformas que más me han impactado y me hacen pensar. Tan solo con un agujero.