Mapas y simulaciones - Diego Arraigada

Fascinado por la representación del mundo, a mediados del siglo pasado Jorge Luis Borges imaginó dos desmesuras de signo contrario. Primero fue aquella empresa de los cartógrafos de un antiguo reino, cuyo gigantesco e inútil mapa del imperio coincidía punto por punto con el imperio mismo. Y luego, a la inversa, la idea de una simulación total del universo condensada en un punto del espacio (situado en un sótano de una casa de calle Garay, en Buenos Aires) que contenía simultáneamente todos los puntos del orbe1.

Si bien ambos textos han tenido individualmente numerosas interpretaciones, lo interesante de su comparación es que sugiere la tensión latente entre dos modos de interpretación y representación del mundo, una tensión que hacia 1982 el físico Fritjof Capra describiera como característica del siglo XX y sobre la cual se pronunciara en favor de “un profundo cambio en nuestra visión del mundo: el paso de una concepción cientificista, cartesiana y newtoniana, hacia una visión holística y ecológica”2.


Adicionalmente, ciertas nociones provenientes de la cibernética (también surgidas en la segunda mitad del siglo pasado) como la programación, la interactividad y la retro-alimentación, conllevan a hacernos percibir hoy como natural la noción de que estamos en un mundo cuyas complejísimas leyes y procesos interrelacionados nos preceden y nos exceden. El mundo ya no es visto como un objeto de conquista sino como un objeto a intentar ser comprendido y con el cual interactuar amistosamente. Entendemos que en el momento de intervenir en la realidad es mucho más conveniente entablar una relación inteligente con la misma (y anticipar las consecuencias de nuestras acciones) que ignorar o intentar dominar sus leyes.

En este contexto, las tecnologías de información cartográfica actuales y en desarrollo son tal vez la herramienta contemporánea más poderosa con que cuenta cualquier disciplina que deba enfrentarse al análisis y la modificación de la compleja realidad. Evolucionan hacia el mapeo total de la geografía y los fenómenos más diversos, la inclusión de infinitas escalas y capas de información, e incluso también su correspondencia en tiempo real, infiriendo procesos del pasado y prediciendo posibles consecuencias futuras.

Avanzamos hacia un futuro en el que cualquier hombre podrá tener una simulación completa del mundo en la palma de su mano, en la cual pueda ver el todo, las partes, sus leyes y sus relaciones; verse a sí mismo, pensarse y pensar sus obras en él. Paradójicamente, esta simulación cabrá en un pequeño punto y será a la vez ubicua. Los cartógrafos del antiguo imperio habrán encontrado el sótano de calle Garay.


1 Los dos textos aludidos son ‘Del rigor en la ciencia’ (Historia universal de la infamia), 1946 y ‘El Aleph’ (El Aleph), 1949, Jorge Luis Borges.

2 The Turning Point, 1982, Fritjof Capra