SIG para la arquitectura, paisaje, y urbanismo híbrido del siglo XXI - Gabriel Díaz Montemayor

Las facultades de los Sistemas de Información Geográfica –SIG– son en gran medida responsables de la visibilidad, recuperada, de la planeación urbana en la arquitectura. Un interés profesional que se había perdido en función del fracaso, ampliamente reconocido, de la zonificación y segregación de los usos del suelo y las poblaciones. El interés público por la planeación regresó de la mano de los visores –viewers– SIG que dan accesos antes no disponibles a la información urbana. El interés político por el territorio también retorna gracias al surgimiento de departamentos técnicos especializados en SIG, los cuales mantienen al día la imagen y la función de las administraciones urbanas.

En talleres académicos y profesionales de arquitectura es común ver procesos de diseño que incluyen múltiples mapas urbanos, estos revelan el resurgimiento del interés de la arquitectura por la escala de la planeación urbana. Las deficiencias en el entendimiento y análisis de una información que escapa a la confortable condición objetual son apenas lógicas. Así, también es común ver en los talleres de paisaje elaborados mapas que explican la ecología de los lugares pero que revelan incapacidad para ligarla con los sistemas urbanos y arquitectónicos.

Actualmente, las herramientas SIG tienen una potencia para hacer atractivo el diseño que es paralela a las distintas opciones de representación tridimensional y los programas de modelaje y análisis de información de edificios –BIM en inglés–. Sin embargo, para el diseñador el problema inicial radica en la dificultad de insertar información al SIG. Hacerlo requiere de conocimiento disciplinario básico, pero específico en geografía y estadística. Para la mayoría de los diseñadores aprender el input para las hojas de cálculo es complicado. El producto de salida u output es siempre atractivo, de ahí la capacidad de reinserción; pero únicamente admirarlo reduce o anula la capacidad de análisis.

¿Cómo desarrollar las herramientas SIG para aprestarlas al urbanismo del siglo XXI –del cual se escribe mucho pero se ejecuta muy poco–? ¿Cómo mejorar los SIG para un medio urbano ecológico, mixto, o simultáneo? Los SIG, como herramientas de lectura horizontal y en planta, deberían evolucionar rápidamente hacia híbridos que incorporen cada vez más capacidades de rastreo vertical y tridimensionalidad, además de incorporar escalas y datos asociados directamente a la arquitectura. Quizá sea adecuado pensar en un híbrido entre los BIM y los SIG, de manejo sencillo; tal podría ser la oportunidad para materializar en el diseño la informalidad, el desarrollo orgánico, los procesos, asuntos tan elogiados pero tan estáticos y limitados por las herramientas actuales. Aunque las circunstancias globales han cambiado y se han vuelto más dramáticas, seguimos con la pregunta que planteó Ian McHarg hace más de 40 años: ¿cómo hacer del método y la herramienta algo explícito, para que todos participen en el urbanismo? Y esto, lógicamente, incluye a los diseñadores del medio construido.