Lo que me indigna de la arquitectura en Medellín - Nicolás Betancourt

Los accidentes geográficos determinan, en gran medida, la forma y el crecimiento de una ciudad. En Medellín las montañas y la espina dorsal conformada por las quebradas y el río al que alimentan, determinan de manera contundente la forma que tiene la ciudad; si bien en su crecimiento y planeación habían sido ignoradas hasta hace poco.

Hay un hecho determinante, que ha ayudado a definir la forma actual que tiene Medellín, en donde predominan las construcciones de baja altura en la parte baja del valle, servidas por infraestructura y equipamientos, y construcciones de gran altura en las laderas, carentes de infraestructura y equipamientos. El cono de aproximación del Aeropuerto Olaya Herrera determinó el crecimiento de la ciudad como casi ningún accidente geográfico. Hace cerca de tres décadas, ante la inminente construcción del nuevo Aeropuerto José María Córdoba, se encendía el debate en un periódico local sobre si construir un parque o un aeroparque en los terrenos del entonces próximo a desaparecer Aeropuerto Olaya Herrera.

No sobra reiterar que primó el interés particular de mantener dos aeropuertos, en una ciudad que no los necesitaba, por encima del interés general de construir un Parque Metropolitano, para todo el valle. No hace falta ser un genio para saber que un 'Aeroparque' no es algo que de verdad exista en el mundo real. Lo que existe es un terreno residual colindante, a lo largo de la pista del Aeropuerto. Si se decidiera construir un Parque Metropolitano en los terrenos donde hoy está el Aeropuerto Olaya Herrera, se estaría determinando el crecimiento de la ciudad de una manera positiva hacia el futuro, porque implicaría dotar de un nuevo valor a una zona enorme de la ciudad que ha estado estancada, marginada y en general poco aprovechada, pero que, paradójicamente, como ya se dijo, ocupa los mejores lotes existentes hoy en todo el valle.

El postulado referido, sobre el cual trabajamos algunas personas desde hace años, por frentes diversos y de manera independiente, plantea algunas conclusiones, todavía en construcción por la naturaleza misma de la reflexión:

a. En Medellín no escasea el suelo, como quieren hacer creer los especuladores, hay suelo de sobra para construir en altura.

b. Se quiere que el río sea el 'eje' de desarrollo de Medellín, pero tal cosa no podrá conseguirse mientras continúe faltando un hecho de carácter metropolitano que cambie el futuro de la zona. Si no se libera la altura de construcción y no se construye un gran parque metropolitano, difícilmente se invertirá la tendencia a construir en las laderas y dejar las tierras bajas del valle sin desarrollar.

c. El hecho de desarrollar un parque metropolitano y liberar los índices de construcción en los alrededores del mismo, ofrecería a Medellín reserva para un futuro crecimiento, incluso para uno acelerado, además, generaría vínculos entre fragmentos de la ciudad que se encuentran aislados, no solo por el Aeropuerto Olaya Herrera, sino en consecuencia de las zonas industriales que todavía hoy ocupan las mejores tierras de la ciudad, también muy bien servidas por infraestructura y equipamientos.

d. En las zonas planas de la ciudad sí es factible desarrollar un urbanismo incluyente, mezclado y diverso, que dé prelación al peatón y a la bicicleta, que sea productivo; un urbanismo vertical.

No usar en beneficio de la ciudad oportunidades como las que se abren con el panorama descrito, así como la carencia de atención al mismo, no son otra cosa que una falta de visión generalizada.

Esto es lo que más me indigna de la arquitectura en Medellín.